Aplicar los principios de la economía circular requiere que en la fase de diseño no se genere residuos y contaminación, se mantengan los productos y materiales en uso tanto como sea posible y se permita regenerar los sistemas naturales. Este sería el ideal de la economía circular y, de hecho, muchas empresas han encontrado el caso de negocio para llevarlo a cabo.
No obstante, según estudios realizados por la organización Circle Economy, la economía mundial es solamente un 9% ‘circular’. Esto deja lugar a dos interpretaciones; la primera nos dice que existe mucho margen de mejora basados en los principios anteriormente mencionados sobre los actuales modelos de producción lineares. La segunda, deja la duda sobre cuáles serán las soluciones a corto, mediano y largo plazo para contrarrestar los impactos negativos de aquellos sistemas productivos lineares.
Aunque no existe una única solución para todas las situaciones, un camino para acelerar esa transición y lograr que ese porcentaje de la economía circular aumente es la innovación radical en los mercados. El reciclaje químico aparece como una opción viable, ya que existe residuos que no han logrado ser recuperado con las tecnologías actuales y no se deben ignorar, considerando los impactos negativos que causa su existencia (ej: isla de basura del pacifico).
Uno de estos ejemplos se conoce como despolimerización, que es, en esencia, reciclaje químico. Con la despolimerización, se divide el plástico en sus bloques de construcción químicos originales conocidos como monómeros, que se pueden usar para fabricar plástico nuevo prácticamente idéntico a la materia prima virgen que provenía de los combustibles fósiles. Reciclar plástico a través de la despolimerización no solo es más seguro, sino que produce productos de mejor calidad, con resistencia mecánica y todas las demás propiedades idénticas al plástico virgen. Estos plásticos pueden reciclarse indefinidamente, lo que significa que son más sostenibles, creando así un verdadero ciclo cerrado de valor.
Además, en los lugares donde están disponibles, estos materiales ya son competitivos en costes comparados con la resina virgen. Grandes marcas como Adidas, Unilever, P&G y Danone han firmado acuerdos de adquisición con una serie de start-ups de reciclaje de productos químicos para apoyar su crecimiento y garantizar el acceso al suministro limitado de plásticos reciclados. También, los científicos de IBM han logrado este reciclaje químico a tráves de un proceso conocido como catalizador volátil. La reacción utiliza calor y etilenglicol en un reactor para "digerir" los poliésteres y separar los monómeros en forma de un polvo blanco que se puede utilizar para fabricar nuevos plásticos.
La industria del plástico está ansiosa por nuevos enfoques de reciclaje que se puedan ampliar para manejar el gran desafío de limpieza, recuperación y reutilización de este material. Los procesos basados en la química o la biología, en lugar de la clasificación y separación mecánica, serán imprescindibles teniendo en cuenta que los 8 millones de toneladas de plásticos llegan a los océanos cada año y que aún seguimos siendo un 9% ‘circulares’.