En muchas ocasiones se ha entendido la economía circular como la creación de nuevos productos y servicios con un bajo impacto ambiental, pero en realidad, va mucho más allá. En breve, la economía circular consiste en el cierre del ciclo de vida del producto, para recuperar el máximo valor de los recursos utilizados en su producción, uso y recuperación. Esto quiere decir que, la economía circular se trata de recuperar los recursos utilizados en ciclos cerrados de valor. Pues, en ese sentido, un producto puede ser circular sin necesidad de haber sido creado desde cero, pero en su lugar haber recibido una nueva vida.
En la actualidad existen muchos ejemplos, pero queremos destacar en especial dos casos para entender cuál es el propósito de una economía circular. El primer caso, es el de un emprendedor londinense, el cual comenzó a recoger las bicicletas abandonadas y no deseadas de la ciudad de Londres para repararlas y donarlas totalmente restauradas a los refugiados. Años después, el proyecto de bicicletas tiene un taller en Londres donde 10 empleados arreglan bicicletas listas para regalar y también ejecutan operaciones de mantenimiento. La organización benéfica capacita a refugiados para que se conviertan en mecánicos y generen fondos vendiendo las mejores bicicletas a través de su sitio web.
Otro caso de este tipo lo forman los siete centros de re-uso instalados en Helsinki, Finlandia, los cuales venden desde artículos para el hogar y muebles reutilizables donados hasta artículos de artesanía de segunda mano. Esta organización sin ánimo de lucro, tiene además una tienda en línea para vender las colecciones de muebles, ropa, juguetes, libros y accesorios. Como se observa, a través de estos emprendimientos se están generando nuevos usos a productos que, de otra manera terminarían en el vertedero, además de generar nuevos modelos de negocio y tener un bajo impacto ambiental. Los casos mencionados reflejan la esencia propia de la economía circular, porque no hay producto más sostenible que el que ya existe.