De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que alrededor de un 30% de los alimentos producidos para el consumo humano en el mundo se desperdician en toda la cadena de suministro de alimentos. Por lo general, estos ‘desechos orgánicos’ son enterrados en vertedero, los cuales se descomponen y emiten gas metano, un gas 21 veces más dañino que el dióxido de carbono. La FAO estima que la huella de carbono mundial de los alimentos producidos y no consumidos es de 4.4 giga toneladas de dióxido de carbono equivalente (GtCO2e).
Esto contribuye a los desafíos ambientales mundiales actuales, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, agravados por la creciente demanda mundial de alimentos proyectada para los próximos años. Las Naciones Unidas han jugado un papel clave para lidiar con estas ineficiencias en el sistema alimentario actual a través del apoyo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En particular, el ODS 12.3 se compromete para 2030 a reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha. Este objetivo marca el rumbo para que las empresas adopten acciones de responsabilidad claras sin perder competitividad.
En ese sentido, empresas como Walmart México ha encontrado oportunidades de mejora a través de la Economía Circular. En la actualidad, Walmart México aplica en sus operaciones una estrategia de desperdicio cero para evitar la generación de residuos alimentarios. La empresa ha encontrado además nuevas oportunidades de mejora enmarcadas en la Economía Circular. Walmart México observó que el flujo actual de desechos orgánicos en la tienda tenía oportunidades relevantes para ser optimizado y mediante la Economía Circular descubrió que la mayoría de los alimentos se pueden recuperar en diferentes etapas, ahorrando aproximadamente 40 % de los costos de gestión de residuos alimentarios. De esta manera, la Economía Circular demuestra que se puede ser rentable, eficiente y amigable con el medio ambiente.