El agua, preciado líquido sin el cual la vida sería inimaginable, ha sido siempre visto como un recurso abundante. Pero no siempre se ha visto de esta manera, tal vez, en momentos de sequía o en algunas actividades industriales se le ha dado el manejo adecuado como un recurso fundamental que debe ser usado eficientemente. No obstante, la creciente demanda por el aumento de la población y otros temas relacionados como el cambio climático, ha puesto en entredicho la disponibilidad de agua potable para llevar a cabo nuestras actividades diarias.
El agua en la economía circular debe ser pensada como la oportunidad para generar beneficios, en lugar de costes y cargas en su uso. Un ejemplo para gestionar el agua de manera circular, se encuentra en el tratamiento de aguas residuales. Actualmente, no es suficiente mirar el tratamiento de agua, ahora es fundamental el reutilizar el agua y mantenerla en el ciclo tanto tiempo como sea posible, para hacer frente a las adversidades climáticas. A través de tecnologías maduras, el tratamiento de aguas puede producir energía para co-generación, irrigación agrícola o enfriamiento de equipos industriales.
Recientemente, en Alemania y España se está investigando para disminuir costes de tratamiento, generar energía y recuperar sub-productos con valor agregado como biofertilizantes, biometano y bioplásticos. Asimismo, WETSUS (Centro Europeo de
Excelencia para Tecnologías Sostenibles del Agua) ubicado en los Países Bajos, dedica sus esfuerzos en combinar la excelencia científica con la relevancia económica, en temas como el reciclaje de metales y minerales extraídos del agua, entre otros. Por último, se destacan los avances tecnológicos realizados por Ceit-IK4 (centro de investigación aplicada asociado a la Universidad de Navarra), cuyo trabajo está enfocado en la investigación del desarrollo y optimización de tecnologías avanzadas para el tratamiento y la recuperación de compuestos de aguas residuales desde una visión de economía circular.
Todos estos avances en innovación y desarrollo son relevantes, debido a que el negocio global de las tecnologías en agua está estimado en 500.000 millones de euros al año, con un crecimiento anual del 10%, lo que, sin duda, da oportunidades para acelerar la transición hacía una economía circular en este sector.